sábado, 25 de octubre de 2008

CRECÍAMOS

Foto: Atardecer en la playa de Oliva (Valencia)
Autora: Irene Redondo Vielva

Crecíamos
al filo de la luz y las caricias
de los interminables e íntimos veranos
de adolescente magia;
ajenos al azul, oscuro, siempre oscuro,
de un punitivo cielo.
Al brusco rubicón de carne viva
servida en hierba fresca como lecho
de amor y calentura.
Al mundo alrededor de nuestro mundo
pretérito imperfecto e inaudible
para tímpanos célibes,
tan absortos en risas,
tan ajenos.
Y en suplicio de libros nos mirábamos
los ojos cada tarde,
por refugio de manos irisadas
que escribían la piel de abecedarios
y un corazón al margen, siempre al margen,
de la página gris de nuestras vidas.
Aprendimos a ser lluvia en agosto,
nieve en dudas de abril
sol en diciembre,
brisa en tifón de calma y soledades.
Allí cedió tu puerto al desembarco
de mi inercia de fuego y amapolas
que usurparon tus bragas de domingo,
piel morena de encaje;
y abrazamos la sed que tan sedientos
nos alquiló la vida cuando apenas
sabíamos beber
besos a morro…,
y te hiciste mujer
y yo poeta.

viernes, 17 de octubre de 2008

MIS MANOS


¿Te has fijado en mis manos que acarician
octubre cada tarde,
y te usurpan la noche,
saben
a ti cuando te buscan
y regresan, sin un rasguño apenas,
a mí cuando me esquivas?
Son dos ojos abiertos al abismo
sutil de un mundo ciego,
donde es feo tocar, se hace violento
trazar la geografía de la sed
de aquello que se ama.
Y va la perversión de lo prohibido trepándome a escondidas por las manos,
sin otra inmensidad que tu silencio.
¿No has visto a los bebés que a ojos cerrados
se aferran como náufragos al tibio mar de piel que les acoge?
¿Suena a pecado omnímodo su impulso?
Entonces no es pecado querer que sean mis manos
quienes lean, en braille balbuciente, el poema de piel de tu infinito.

jueves, 16 de octubre de 2008

AGUSTÍN ESPINA, PINTOR Y POETA, O VICEVERSA

Fotografía de Agustín Espina

Blanco cabello al aire de un rostro que proclama
la nariz aguileña de un bucanero impío;
la tez morena, el alma subida al albedrío
de ser meiga en los mares que en lienzo desparrama.

Poeta cuando pinta, pintor cuando declama
jirones de dos patrias que abordan su navío:
Galicia cuando madre, Castilla cuando estío,
las dos a un tiempo Tierra por la que sufre y ama.

Ingrávido equipaje de azul renacentista
para un pintor que escribe la vida en su paleta
con versos y pinceles de escéptico humanista.

Amante de mil mundos, inmaterial esteta,
hereje de silencios, perenne inconformista,
consciente ser humano, intrépido poeta.

EN MANOS DE AGUSTÍN ESPINA LA PALABRA Y EL PINCEL AÚNAN POESÍA




Así me imagina el extraordinario genio pictórico y poético de Agustín Espina.

domingo, 5 de octubre de 2008

NO HAY NADIE MÁS QUE TÚ SOBRE MI ALMOHADA

Almohada verde
Foto: Santiago Redondo Vega

No hay nadie más que tú sobre mi almohada
de verdor nazarí.
No hay cabellos de noche sin la luna
que pronuncie su tilde
en tus mejillas
de pomelos de plata.
No hay más ojos que estrellas
ni silencios que tú.
Soledad que acompasas sin mirarme,
sin rozarme siquiera
las aristas en duelo que me nacen
cabizbajas y fucsias.
Como espejos con sangre, como espejos
malheridos de orgullo,
asolados de ti.
Insípido horizonte que me aboca
-obsoleto y distante-
por tus necios raíles
de penumbra.
En tanto, soledad, que están callando
de mentiras mi almohada y tu silencio.