sábado, 28 de marzo de 2009

DEAMBULO POR AHÍ

Foto: Santiago Redondo Vega

Deambulo por ahí
-pienso que existo-
superponiendo el alma a los colores
que invocan mis sentidos sobre el plano inclinado
de la razón prosódica del mundo.

Me percibo en un yo
eremita y proclive
al color de la inercia que hace grises los días
y resume y reitera machacón y enfermizo
la nomenclatura hueca de las horas.

Para instalarse
en el rincón estrecho de un poema
no es necesario el mar más que soñado,
ni visitar París, con o sin Mayo,
basta una idea,
la percepción icónica del muérdago
donde imprimir la foto que nos traiga
el lugar más banal que la emoción recuerde.

domingo, 22 de marzo de 2009

LA PIEL Y LA MEMORIA

Foto: Santiago Redondo Vega

El poeta y la piel y la memoria
se reinventan sus vidas mutuamente
y se palpan a oscuras, se desean, se invaden,
con ojos trimestrales en labios de impaciencia.

No supongas por ti que no te ama
ese genio bastardo que deambula en la lírica
sin siquiera tender tu boca en el instante
de la ventana azul que orbita en la poética.

Como dientes, palabras, como dientes
incisivas, caninas, premolares, molares,
abismales, telúricas, amables, harapientas,
hirientes, siderales, canallas, amatorias,
desnudas o secretas.

Guarda en tu boca treinta y dos palabras
como una dentadura irrenunciable
para morder la vida y deglutirla
y digerirla en sueños y excretarla.

No te niegues el pan de la palabra
ni te obstines el tiempo en vaguedades,
no tienes otra alforja que tu piel
y un baúl de silencios en la boca
para poder decir cuando te vayas
que te crecieron dientes de poeta.

viernes, 20 de marzo de 2009

TIEMPOS LETALES



No sé como explicarte artilugio sin nombre
que te engañas creyéndote un caracol metálico,
que tus babas son bilis de humanos sudorosos
cuando purgan sus vidas
de opulentas verdades.

Ciclótímico amorfo, ciclostático engendro,
gasterópodo elíptico que predicas la esgrima
del tributo a la imagen con falsete de esteta
persuadido en la inopia
de un millón de pedales.

Que yo sepa no arrostran hierro los caracoles,
ni los hombres remontan con tus cuernos más alas
que perfiles oblatos de endiosados adonis
arrendando sus egos
a incruentas masacres.

El trasero se endiosa cuando el triceps muscula
al trasluz de la hormona que se obstina y se crece
desterrándole al lípido proteínico y magro
hacia un mundo perdido
de existencia improbable.

Por eso te dispenso de ilusiones ficticias
y descarno tu esencia de babeantes secretos,
no eres más que un negocio de salud obstinada
paradigma del caos
de estos tiempos letales.