Foto: Santiago Redondo Vega
ADOLESCENCIA
Llegué desde un rincón de mi inconsciente
hacia una adolescencia de carmines
a descubrirte nívea entre el gentío
tozudamente abril de primaveras.
Mis ojos de tus ojos se rindieron
-como dos manos ávidas de luna-
aprendiendo en tu piel a hacerse hombres.
Estábamos los dos como brotando
desde la adolescencia hacia la vida.
Pensó tu boca en mí, y yo estaba cerca.
Llegué desde un rincón de mi inconsciente
hacia una adolescencia de carmines
a descubrirte nívea entre el gentío
tozudamente abril de primaveras.
Mis ojos de tus ojos se rindieron
-como dos manos ávidas de luna-
aprendiendo en tu piel a hacerse hombres.
Estábamos los dos como brotando
desde la adolescencia hacia la vida.
Pensó tu boca en mí, y yo estaba cerca.