Paisaje: Anxo Gutiérrez
De los días la noche
es el espacio agreste y más preciado
donde se obstina en ser magia el
silencio.
La memoria se encumbra perspicaz
y el recuerdo se aviva y pasa lista
a cada metro de mundo transcurrido.
La realidad desnuda la ficción
y en su deriva
desteje las palabras
donde se escudan la
inquietud y el miedo
que provoca la vida a
cada paso.
Es entonces la hora de
mirarse
los días hacia adentro
e indagar en la luz con
que interroga
-sin trampa ni cartón-
la cruda realidad que
es noche abierta:
¿Para qué, por qué, de
qué, con qué, con quién…,
con quién la soledad sino
contigo?
Y tiembla la
conciencia y su trasfondo
convirtiendo la brisa
en vendaval
que hace noche en la
mente,
hasta asirse a ese cabo
de cordura
donde auparse y soñar
-tú sabes cómo-
con la brisa apacible
de otros vientos.