sábado, 14 de febrero de 2009

PARA TI Y PARA MÍ

Foto: Santiago Redondo Vega

No guardo para el odio espacio físico,
ni armario en el desván para majar claveles,
me basta esta soez versión del mundo
como alacena ingenua donde asilar mi boca,
donde abrigarme en mí,
remoto y libre.

Azul y cotidiano deambulo por el tiempo
de las abulias íntimas y las esquirlas leves
que a cada nuevo día asaltan mis balcones
percutiendo la alarma venial de mi conciencia,
como ladrones tétricos,
como mirones lúbricos.

Y todo para ir adecentando apenas
un verso mineral de atolondrada hipótesis
plantado en el zaguán insobornable
donde insiste en crecer la inercia siempre
de degollar pequeños
espacios infinitos.

Mil cielos anillados de sinrazón con nombre
se dejan recrear por el papel impreso
a la vez que se inundan de amable lluvia ácida,
o renacen con ira sus labios despiadados,
o remueren, amorfos,
sus desdentados limbos.

Para ti y para mí que amamos esto
que hemos dado en llamarle poesía
siempre hay hueco en la palma de la boca
para un verso que amanse los rigores
del invierno real
y del ficticio.

jueves, 12 de febrero de 2009

AYER, MADRE

Foto: Santiago Redondo Vega

Ayer, madre, fue cinco de febrero
de un gélido y prosaico dos mil nueve
de jueves anodinos, hasta el rayo
que te anegó de paz y muerte el rostro
y perpetró la inercia de tus párpados
con su lacre de frío y mansedumbre.

Ayer, madre, la vida
echó pie a tierra en ti, como quien entra
descalzo en el azul de un cielo oblongo.

Ayer, madre, enterré
tu cuerpo apenas, con alma mineral
y amor ingrávido.

Ayer, madre, cumplí por ti mi parte
y te deposité marmórea y huérfana
en ese secular caimán de epílogos
donde descansa en paz el tiempo siempre.

¡Qué duro es el oficio de ser hijo
cuando toca enmendar niebla en tu abrazo!
Me duelen todavía de injusticia
los ojos por la deuda que mantengo:
tú me acunaste en sábanas de vida
y yo te arropo en lágrimas de muerte.

No tengo más que darte que mi luto
la savia de mi piel, carne en tu nombre,
el adiós de estos versos como lápida
y mis labios en cruz frente a tu olvido.