viernes, 17 de octubre de 2008

MIS MANOS


¿Te has fijado en mis manos que acarician
octubre cada tarde,
y te usurpan la noche,
saben
a ti cuando te buscan
y regresan, sin un rasguño apenas,
a mí cuando me esquivas?
Son dos ojos abiertos al abismo
sutil de un mundo ciego,
donde es feo tocar, se hace violento
trazar la geografía de la sed
de aquello que se ama.
Y va la perversión de lo prohibido trepándome a escondidas por las manos,
sin otra inmensidad que tu silencio.
¿No has visto a los bebés que a ojos cerrados
se aferran como náufragos al tibio mar de piel que les acoge?
¿Suena a pecado omnímodo su impulso?
Entonces no es pecado querer que sean mis manos
quienes lean, en braille balbuciente, el poema de piel de tu infinito.

2 comentarios:

Bletisa dijo...

Me paseo por tu casa encantada Santiago y te dejo huella en este que me parece sublime y que no conocía.

Abrazos.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Amparo por tu visita y tu huella, ahora que andas embebida en justas literarias entre bandos antagónicos. Ya sabes que yo pienso que la rebeldía sin lírica no tiene caso. Las pintadas en la fachada de la casa de uno, nunca en la ajena.

Un abrazo.