
Será por ser noviembre y por ser lunes
que se han rendido al viento las hojas de los árboles
y en toda la ciudad duerme el otoño
al remanso venial de un cajero de banco.
Se cubren los mendigos
con mantas de cartón todos sus males
y embaucan en aliento
las noches de unas manos indigentes.
Es lunes y es noviembre y hay hojas en el rictus de este cielo
que ha amanecido apenas:
los pájaros se imbuyen de los charcos,
el sol pide la vez a un celofán de escarcha,
los coches van llorándose por dentro
y, a pie, los transeúntes nos alzamos el cuello al ignorar
los faros de cartón que dictaminan
que hay una sociedad sin alma y con aceras
soladas con islotes de impiedad
fondeando en un mar pétreo sus barcos naufragados.
Se cubren los mendigos
con mantas de cartón todos sus males
y embaucan en aliento
las noches de unas manos indigentes.
Es lunes y es noviembre y hay hojas en el rictus de este cielo
que ha amanecido apenas:
los pájaros se imbuyen de los charcos,
el sol pide la vez a un celofán de escarcha,
los coches van llorándose por dentro
y, a pie, los transeúntes nos alzamos el cuello al ignorar
los faros de cartón que dictaminan
que hay una sociedad sin alma y con aceras
soladas con islotes de impiedad
fondeando en un mar pétreo sus barcos naufragados.
2 comentarios:
Hola, Santiago...
Los mendigos, los indigentes, los seres vivientes de la calle.
Aquellos que desafortunademante ignoramos o fingimos no ver.
Protesta y denuncia para una situación común en casi todo el mundo.
Un saludo.
Gracias Rafael por tu paso por este espacio, por tu atenta lectura y por tu atinado comentario. Estamos todos al cabo de la calle de atravesar la delicada línea de la vida, para quedar en uno u otro lado del abismo.
Un saludo.
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