Foto: Atardece en las bateas de la Ría de Aruousa (Pontevedra) Santiago Redondo Vega
I
La luz que enciende la palabra toda
I
La luz que enciende la palabra toda
es
un edén promiscuo, una quimera,
una
intuición de mar, una escalera
suburbana
al confín de esta geoda
que
convenimos mundo. Tan beoda
o
tan serenamente pasajera
que
aunque ansíe soñarse toda entera
nunca
en lecho mortal duerme o se acoda.
La
luz es un presagio, un armisticio
en
la ablación de un beso; una atenuante;
un
relincho, un latido, un artificio
hecho
pasión humilde y desbordante.
Rascacielos
o cueva, un edificio
con
cimientos de amor apasionante.
Del poemario "Infringida Luz" 1º Premio de poesía Unión Artística Vallisoletana 2011.
2 comentarios:
Precioso soneto, Santiago, lleno de luz y que enciende, sin duda, la palabra, y la diviniza al final elevándola cual rascacielos, o transformándola en cueva, humilde y humana... Esos cimientos, invisibles pero poderosos, son un cierre perfecto y se convierten también en los del poema.
Sobra decir que me encantó y que no me extraña nada que haya recibido el primer premio, pero lo digo.
Te felicito.
Un abrazo fuerte, con amistad y admiración
Gracias Venus por entrar a leer y sentarte conmigo un rato a compartir mis versos. Los sonetos acostumbran a tener la sensación adherida de vestir un cuerpo clásico, y sin embargo, a mi me gusta ponerles minifalda, pintarles el ojo con raya negra, las pestañas con rimel y los labios con gloss de carmín intenso. Al menos lo procuro. Y me gusta.
Un abrazo fuerte.
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