jueves, 12 de febrero de 2009

AYER, MADRE

Foto: Santiago Redondo Vega

Ayer, madre, fue cinco de febrero
de un gélido y prosaico dos mil nueve
de jueves anodinos, hasta el rayo
que te anegó de paz y muerte el rostro
y perpetró la inercia de tus párpados
con su lacre de frío y mansedumbre.

Ayer, madre, la vida
echó pie a tierra en ti, como quien entra
descalzo en el azul de un cielo oblongo.

Ayer, madre, enterré
tu cuerpo apenas, con alma mineral
y amor ingrávido.

Ayer, madre, cumplí por ti mi parte
y te deposité marmórea y huérfana
en ese secular caimán de epílogos
donde descansa en paz el tiempo siempre.

¡Qué duro es el oficio de ser hijo
cuando toca enmendar niebla en tu abrazo!
Me duelen todavía de injusticia
los ojos por la deuda que mantengo:
tú me acunaste en sábanas de vida
y yo te arropo en lágrimas de muerte.

No tengo más que darte que mi luto
la savia de mi piel, carne en tu nombre,
el adiós de estos versos como lápida
y mis labios en cruz frente a tu olvido.

13 comentarios:

Bletisa dijo...

Ayer, madre, fue cinco de febrero
de un gélido y prosaico dos mil nueve.
Ayer, madre, la vida
echó pie a tierra en ti, como quien entra
descalzo en el azul de un cielo oblongo.
Ayer, madre, cumplí por ti mi parte
y te deposité marmórea y huérfana
en ese secular caimán de epílogos
donde descansa en paz el tiempo siempre.
¡Qué duro es el oficio de ser hijo
No tengo más que darte que mi luto
la savia de mi piel, carne en tu nombre,
el adiós de estos versos como lápida
y mis labios en cruz frente a tu olvido.


Precioso Santiago.
Mi abrazo, hoy más cálido si cabe y mi admiración.

(Como lectora, me permito la licencia de recortar, de sintetizar y no te pido ni disclpas)

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Santiago...

Hermosos versos hay en tu poema, aunque es muy triste el adiós de un ser tan querido y realmente me duele la patida.

Al ir leyendo pensé en mi madre enferma y una lágrima brotó de mis ojos empañados al leer el último verso:

"Y mis labios en cruz frente a tu olvido".

Cordial saludo.

rpardo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
rpardo dijo...

"tú me acunaste en sábanas de vida
y yo te arropo en lágrimas de muerte"

Un abrazo muy fuerte, amigo

Rafa

ALKAID dijo...

"¡Qué duro es el oficio de ser hijo
cuando toca enmendar niebla en tu abrazo!"

ciertamente duro, mi querido amigo

dejo el silencio para que resalte la emoción de tus palabras sobre la desolación marmórea de la muerte

un beso.........Pilar

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Amparo por sintetizarme la voz escrita en labios de tu voz sonora. La síntesis de un ser querido es lo que queda cuando se le pierde de vista, no de oído, de oído interior quiero decir. De eso sabes tú bastante.

Un abrazo amiga y sintetiza cuanto quieras..., que algo queda.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Rafael por acompañarme mi piel ausente con tu presencia. Me conmueve que te conmueva este dolor, paso obligado, de seguir siendo hijo. Disfruta de tu madre cuanto puedas, lo demás no está en tu mano, quizá en tu verso.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Rafa por tu paso y tu abrazo. El dolor es el dolor, pero acompañado lo es menos.

Otro abrazo para ti, en esta batalla vital con figuras de carne y hueso, como un war game de desconsolada certidumbre.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Pilar por ofrecerme el sielencio de tu compañía como consuelo sonoro e ingrávido.

Un silencioso abrazo.

Ana Villalobos Carballo dijo...

Un poema, Santiago, ante el que es imposible no emocionarse. Versos de dolor que trasnpasan todas las fronteras. No dejo más palabras, te dejo mi cariño que te acompañe en estos duros momentos y la alegría de volver a encontrarme con tu poesía.

Un beso que te llegue al corazón

Ana

Ana Villalobos Carballo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana Villalobos Carballo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Santiago Redondo Vega dijo...

Muchas gracias Ana por la compañía y el abrazo amigo de tu palabra. Siempre se agradece un gesto como el tuyo cuando el dolor se arrima.
Un abrazo.