domingo, 22 de marzo de 2009

LA PIEL Y LA MEMORIA

Foto: Santiago Redondo Vega

El poeta y la piel y la memoria
se reinventan sus vidas mutuamente
y se palpan a oscuras, se desean, se invaden,
con ojos trimestrales en labios de impaciencia.

No supongas por ti que no te ama
ese genio bastardo que deambula en la lírica
sin siquiera tender tu boca en el instante
de la ventana azul que orbita en la poética.

Como dientes, palabras, como dientes
incisivas, caninas, premolares, molares,
abismales, telúricas, amables, harapientas,
hirientes, siderales, canallas, amatorias,
desnudas o secretas.

Guarda en tu boca treinta y dos palabras
como una dentadura irrenunciable
para morder la vida y deglutirla
y digerirla en sueños y excretarla.

No te niegues el pan de la palabra
ni te obstines el tiempo en vaguedades,
no tienes otra alforja que tu piel
y un baúl de silencios en la boca
para poder decir cuando te vayas
que te crecieron dientes de poeta.

17 comentarios:

Luisa Arellano dijo...

Tu poesía me fascina, Santiago. Es preciosa.

Termendo, artistazo.

Un beso

ALKAID dijo...

Maravilloso poema para una foto hermosísima

MiLaGroS dijo...

Opino igual. Eres exquisito escribiendo. Un abrazo. milagros

Bletisa dijo...

Los ojos de esa fotografía son preciosos: Díselo.

¿El poema? ...pues con tu sello inconfundible. Vehemente en su aparente calma, sabio, explicativo, adoctrinador. Y con ese ritmo perfecto y con formas perfectas.

No sabes como me gustaría autoaplicarme este consejo tuyo. Lo voy a intentar a pesar de saber que tengo las piernas y la boca demasiado pequeñas.
Un beso Santiago.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Luisa pero exageras; uno sólo hace lo que puede -que no es mucho- en esto de superponer palabras en el hueco que nos van dejando los sentimientos.

A mí sí que me lo parece la tuya. Deber ser que uno no se conforma con ser uno mismo. Quizá sea bueno buscar detrás de cada sensación para tratar de encontrar otra mejor a cada momento.

Un abrazo.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias PILARKAID por tu paso y tu sello.
Me alegra que te guste la foto, la guardo en casa.
Un abrazo.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias MiLaGroS, hay veces en que la exquisitez no parece una virtud, sino todo lo contrario. Me gustan los charcos, el barro, los callejones oscuros de la vida, pero no para enfangarme, sino para subirlos al microscopio de la lírica, por si sirviera de algo, pero procurando no maleducar la voz mientras los nombro.
Otro abrazo para ti.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Bleti por pasarte y dejarlo dicho.
Los ojos (el que se ve y el que se intuye) son de mi hija Irene, la que más vida me quita. Por eso no la diré lo que tú me has dejado dicho. Una adolescente en casa es el mayor inconveniente para la poética. ¡Qué te voy a contar a ti que no sepas!

Con lo que me dices del poema me siento mayor y acomplejado, acartonado, viejo. Quizá es que lo sea, pero aún así, tengo que cambiar el chip.

Te sobran piernas y boca Bleti, ya sabes que según en qué recodos, el tamaño no importa. Aquí desde luego no.

Un abrazo.

Venus Cazimi dijo...

Qué bonito lo dices, Santiago... Me dejaste pensando en esas treinta y dos palabras que guardamos en ese baúl de silencios. Gracias por compartir tu pan, sabe a recién hecho y a cariño.

Mi abrazo enorme

Atenea Kamet dijo...

Que hermosas palabras Santiago, me encantó la estrofa donde jugás con los nombres de las piezas dentales. Excelente.
Besos

Bletisa dijo...

Pues nada más lejos de mi intención Santiago.
Ni viejo ni acartonado, ni nada de eso. Sabio sí porque la edad nos da sabiduría (a unos más que a otros) y somos "talluditos" la verdad. Tú debes ser más o menos de mi misma quinta y te veo y te presiento tan jovencísimo como yo jejje.
Lo de cambiar el chip de vez en cuando es buenísimo, eso sí.

Otro abrazo y ten paciencia con Irene que todo se pasa.

Poeta Carlos Gargallo dijo...

Bellísima poesía sin duda, felicidades poeta por todo tu blog, te seguiré visitando.Un abrazo

Francisco J. Segovia dijo...

Saludos, Santiago:

Te he concedido el blog dorado.

Un abrazo

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Atenea (qué nombre más hermoso)por encontrarle el esmalte a los dientes imperfectos de este poema.
Otro beso para ti.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Bleti por volver para apostillar. Sabes que es broma, sólo envejece y se acartona quien no tiene más argumentos que su edad, sus canas y sus arrugas, las del alma digo, las del cuerpo dicen que dan personalidad, al menos no la quitan.

Un abrazo siempre.

Santiago Redondo Vega dijo...

Gracias Carlos por tu visita y tus palabras. Ahí andamos, tratando de aprender a conocernos desde lo que dejamos escrito. Así somos, o así creemos ser.
Un saludo.

Santiago Redondo Vega dijo...

Muchas gracias Paco. Por tu paso y tu gratitud conmigo. No sé si merezco yo el dorado de los versos, sólo aspiro a sentirme a gusto con lo que hago y a que si alguien se tropieza con mis versos no los tenga demasiado en cuenta y entienda que hay poetas por ahí para seguir buscando el fin último de la lírica, que es hacer meditar y meditarse.
Un abrazo fuerte.