LUNES, 1
He aprendido a vestirme la piel que me delata,
a conversar a solas con mi propia
verdad que se suicida
los lunes, sin carmín y sin memoria,
por el abismo impreso de los libros.
He aprendido a buscarme
en el alma enjaulada en la trastienda
de las cosas más nimias,
en sus heridos párpados, celosos
de tus labios de absenta.
He aprendido a escuchar
del río sus remansos, como quien cuelga
sus palabras del eco que repite su
nombre
y le incita a que vuelva a ser el niño
que ensartaba con lascas el agua entre
dos mundos
de infancia y madurez irrenunciables.(Botijo de Plata Justas Poéticas de Dueñas (Palencia) 2013)
6 comentarios:
El tiempo es el único que nos enseña a conocernos aprendiendo a aceptar nuestras carencias, a desmaquillar la imagen que nos devuelve el espejo a
diario, a valorar nos, a ser nosotros mismos
Un abrazo, Santiago
Fina
Así es Fina, se quiera o no, el tiempo nos moldea y nos conforma. Desde siglos el hombre se le opone, pero estamos condenados a perder del todo esa batalla. Lo bueno quizá es que, como muy bien apuntas, nos pone en nuestro lugar.
Otro abrazo para ti Fina.
Un hermoso poema mirando a la vida cara a cara, y aun al tiempo ya pasado...
Un fuerte abrazo, Santiago.
Gracias José Antonio por tu paso y tu palabra. Hay mil maneras de ver pasar la vida, o tal vez solo una.
Un abrazo, amigo.
El tiempo, eternamente el tiempo. Poco a poco impone el imperio del retorno, nos hace oler a tierra y mineral. Felicidades, me entusiasma tu poesía.
Muchas gracias Manuel, por tu presencia y tu comentario aquí. Muchas veces es bastante más importante y profunda la visión de quien lee, que el propio poema en sí. Tu argumento escrito me hace reflexionar sobre ese extremo. Sugerir es el principio, el final ya es razón de cada uno. Un abrazo.
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