
de sentir que te abraza y que te mece,
de esa sal que te exhala y te estremece,
te desviste y te viste azules velos.
De las olas del alba mis desvelos,
que acarician tu piel, ora amanece,
rojo espejo de sol, ora atardece,
mientras accedes tibia a sus anhelos.
Celos del mar, amor, bravo y en calma,
de su horizonte esquivo, sal y arena,
que con su lengua azul lame y ensalma
sobre tu cuerpo núbil mi condena;
que penetra en tu sexo y en tu alma
y embarranca mi paz hundida en pena.
2 comentarios:
SANTIAGO NO SEAS RACANO Y NO UTILICES LA FOTO DE TU MUJER PARA GANARTE LA FAMA
Querido Anónimo:
La poesía como el amor tiene su momento. Y la inspiración brota del instante preciso en que se cruza una luz por tu mirada. A veces, esa luz es tu propia mujer..., entonces ¿para qué vas a buscar más lejos la inspiración de otra imagen distinta cuando tienes el original delante?
Lo de la fama -quimera- es harina de otro costal. Espero que no me llegue a exigir derechos de autor.
Un saludo.
Santiago.
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